Llegaron al gobierno de España cuando aún permanecía el olor a muerte y pólvora en la estación de Atocha como consecuencia del atentado terrorista del 11 M .
De la mano de un pacifismo beligerante, las tropas españolas abandonaron Irak mientras permanecieron en Afganistán e intervenían en Líbano y recientemente en Libia. Impulsaron la alianza de civilizaciones y el mundo islámico se volvió convulso con revueltas populares en diversos países como Túnez, Egipto y Libia.
Zapatero, como otros tantos presidentes, quiso pasar a la historia como el presidente que acabó con ETA y, a diferencia de otros, tardó más de la cuenta en sentirse engañado y equivocado.
Se declaró ferviente feminista y creó el ministerio de Igualdad que el mismo se encargaría de suprimir después.
Se afanaron en tintar de izquierdas con algún ribete de radicalidad a la sociedad y revisaron la transición democrática que hasta entonces se había considerado un modelo exportable a otros países lanzando la Ley de memoria histórica.
Elevaron a categoría de matrimonio a las, hasta entonces, existentes parejas de homosexuales y lesbianas.
Entendieron que el aborto era un derecho social y eliminaron aquellas cortapisas que impidieran un aborto libre. Alentaron un nuevo Estatuto de Autonomía para Cataluña y acabaron descoyuntando el modelo constitucional bajo la premisa de que España es una nación discutida y discutible.
Trataron de aislar al principal partido de la oposición y han terminado negociando solo con él la reforma de la Constitución. Pusieron en marcha la Ley de la Dependencia que el Partido Popular había dejado en los cajones ministeriales por no tener garanizada su financiación. Hoy, el llamado cuarto pilar se tambalea al igual que lo hace el propio estado de bienestar.
La crisis económica les cogió subidos al andamio y con la brocha en la mano. No se dieron por enterados y cuando lo hicieron prefirieron, en connivencia con los sindicatos de clase, repartir peces (prestaciones por desempleo) antes que enseñar a pescar (creación de empleo). Zapatero había predicho el fracaso del proyecto político de Ángela Merkel y anunció que España superaría a Francia como potencia mundial. Hoy se muestra como un pelele en las manos de Merkel y Sarkozy.
Como líder de la oposición no se quiso poner de pie al paso de la bandera de Estados Unidos y acabó cuadrándose ante la llamada del presidente Obama en mayo del pasado año porque lo importante, según sus propias palabras, era no lo que Obama puede hacer por nosotros, sino lo que podemos hacer nosotros por Obama.
Empezó su mandato apostando por republicanismo de Pettit y acabó su mandato contemplando, entre complaciente y resignado, a los indignados de Hessel.
En plena carrera hacia el abismo el PSOE cambia su jinete pero el caballo sigue siendo el mismo. Algunos correligionarios entienden que, salvo un golpe de suerte, el resultado electoral está ya decantado y, al igual que su líder, han comenzado a marcharse sin esperar el veredicto de las urnas.
El líder que manejó la crisis bajo el determinismo de quien un día descubrió que la tierra no es de nadie, solo del viento… anuncia, ahora, que se hará veedor de nubes. Ocupación no le va a faltar. Los negros nubarrones que se ciernen sobre la economía española tardarán largo tiempo en desaparecer.
* Foto extraída de www.canariasaldia.com