La decisión del Presidente Griñán de no adelantar las elecciones en Andalucía para hacerlas coincidir con las generales pone de manifiesto el dislate de los procesos electorales en España.
2012: Elecciones autonómicas en Andalucía.
2013: Elecciones autonómicas en el País Vasco y Galicia.
2014: Elecciones autonómicas en Cataluña y Elecciones Europeas.
2015: Elecciones autonómicas y municipales y Elecciones Generales.
A ello hay que añadir los dos procesos electorales que se llevarán a cabo en el presente año. Todo ello va a generar un alto coste para la economía del país. Cabe entonces preguntarse si ésta es la mejor de las fórmulas para abordar una crisis económica como la actual donde ayuntamientos, precisamente de Andalucía, han dejado de pagar la nómina de sus empleados. Desde luego no es coherente con el esfuerzo que se viene pidiendo a las administraciones públicas y a todos los ciudadanos en este periodo de crisis. Son los propios partidos políticos quienes están obligados a racionalizar los comicios electorales. Ellos, mejor que nadie conocen de siempre, pero especialmente ahora, las dificultades para financiar los procesos electorales y los quebraderos de cabeza que la financiación les ha ocasionado.
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