Llegó por sorpresa a la portavocía del grupo parlamentario popular en el congreso y sorprendió. Nadie esperaba que semejante responsabilidad recayera en su persona y fueron muchos los que dudaron de su carácter y capacidad de liderazgo para semejante misión. Pero pronto se prodigó en interpelaciones parlamentarias con las que se ganó el fervor de sus correligionarios. La insolencia con la que se manifestaba era el contrapunto de una mujer joven y aparentemente frágil. Sus palabras eran como un pellizco de monja que impactaba en las lánguidas posaderas de una María Teresa Fernández de la Vega atornillada a los cargos. Fue tan pertinaz en sus ataques que la vice de casi todo acabó saliendo del gobierno.
Con la convocatoria de las elecciones y la llegada al gobierno del Partido Popular ya nadie dudaba que estuviera llamada a ocupar puestos de responsabilidad en el gobierno de Mariano Rajoy. En efecto, pocas mujeres jóvenes, por no decir ninguna, han acaparado tanto poder político en la reciente historia de nuestra democracia. La general admiración que hoy despierta pronto se convertirá, con el ejercicio de las responsabilidades, en un sentimiento dual. La portavocía del gobierno de un país sumido en una profunda depresión económica como el nuestro es un potro de tortura no deseable ni para el mayor enemigo. La expresión gestual, mojándose continuamente los labios con la punta de la lengua, en la rueda de prensa celebrada el pasado 30 de diciembre denotaba nerviosismo. Era la primera rueda de prensa y además se sentía portadora de malas y contradictorias noticias para unos ciudadanos a los que hacía muy poco tiempo había pedido su voto y su confianza. Quedan muchas ruedas de prensa por hacer, bastantes explicaciones que dar y algunas malas noticias por comunicar. Pero tiene demostrado arrojo y firmeza de carácter y ello invita a pensar que no se va a arredrar. Ella sabe mejor que nadie que su destino, como el de los grandes toreros, es salir por la puerta grande o camino de la enfermería.
* Foto extraída de www.heraldo.es