Como cabía esperar, las medidas adoptadas por la administración central para recortar 10.000 millones el gasto público en sanidad y educación han despertado el rechazo de partidos políticos y sindicatos. El partido socialista que gobierna las Comunidades Autónomas de Euskadi y Andalucía ha anunciado que no aplicará los recortes que no sean de obligado cumplimiento y recurrirá ante el tribunal constitucional aquellos que si lo sean. Es más, el lendakari Patxi López ha anunciado que seguirá prestando la misma atención sanitaria, que hasta ahora, a los inmigrantes irregulares a pesar de que el Real Decreto 16/2012 de medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad de sistema nacional de salud plantea que se les retire la tarjeta sanitaria. Cataluña, por su parte, se suma al país vasco y anuncia que dará tarjeta a los irregulares. Una decisión que, al margen de cualquier consideración sobre la misma, ejercerá un efecto llamada en Euskadi y Cataluña.
A su vez, el consejero de economía de la Generalitat de Cataluña afirma que el citado decreto es insuficiente ya que, según él, debería incluir un copago por la comida servida en los hospitales, cobrar cinco euros por día de ingreso hospitalario y que las rentas de más de 100.000 euros paguen el cien por cien de los fármacos,
Así las cosas, aún habrá quien se extrañe de que el can del rescate hociquee permanentemente en nuestros tobillos al tiempo que la prima de riesgo se aproxima a las nubes. Hubo un tiempo en el que ilusionadamente pensamos que un cambio de gobierno propiciaría la confianza de los mercados financieros. Hoy, con desesperanza, constamos que no ha sido así, tal vez porque nuestros males son más profundos. Y es que la clase dirigente y política no está demostrando estar a la altura de los tiempos que nos ha tocado vivir. El poder económico, trufado de nacionalismo, se concentra, cada vez más, en muy pocas manos (BBVA, CAIXA Banco de Santander). El gobierno va a reflotar Bankia con el dinero de todos los españoles. Una vez conseguido el objetivo caerá como fruta madura en alguno de estos bancos. El resultado es que de una democracia vigilada en los primeros años estamos pasando a una democracia controlada.
La anunciada reforma del Estado se está haciendo esperar más de lo necesario por el deseo de los grandes partidos de seguir preservando intereses locales y clientelares, ya que hay mucha gente de partido que vive de y alrededor de los entes locales y provinciales. Vuelven pues los particularismos, por si alguna vez se habían ido de este país, de los que hablaba Ortega y Gasset. Las expropiaciones de intereses españoles en América latina, aplaudidas por los comunistas desde dentro y fuera de España (J. Sabina, J.M. Serrat), no son sino el reflejo de la pérdida de peso político de España en América y su desprestigio internacional. Estamos viviendo uno de los momentos más difíciles de nuestra historia secular. Ello exige que de una vez por todas nos tomemos en serio a España como nación, (ese concepto discutido y discutible del que hablaba Zapatero), ya que de lo contrario no podremos aspirar a que otros lo hagan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario