Seguramente a través de una mayor eficiencia en la gestión es posible hacer más con los mismos recursos. Es dudoso, sin embargo, que se pueda hacer más con menos recursos. El Plan de ajuste económico que el consejero de sanidad de Castilla y León anunció en las Cortes el pasado día 8, por el que se pretende ahorrar 61 millones de euros en el presente año reduciendo el gasto en conciertos y ampliando la jornada laboral para eliminar el gasto en autoconcertación (peonadas) tendrá una consecuencia inmediata, el aumento de las listas de espera quirúrgica. No solo habrá más gente esperando, sino que la espera se dilatará más en el tiempo. De hecho ya está ocurriendo sin haber puesto en marcha el citado plan. En efecto, según datos de la propia Consejería, el número de personas que esperaban para ser operados en el primer trimestre de este año en nuestra Comunidad era de 27.436 frente a los 23.821 del pasado año. Un total de 970 personas esperaban entre 6 y 12 meses (339 en el año anterior), superando en muchos casos el plazo máximo de espera para intervenciones programadas que es de 130 días naturales, según establece el Decreto 68/2008 por el que se regulan las garantías de espera máxima en intervenciones quirúrgicas.
Es sabido que el aumento de recursos permanente o coyuntural tiene efectos sobre la dinámica de las listas de espera. En el primer caso, y a pesar a conllevar un incremento también permanente de actividad, provocan a medio plazo un aumento del número de pacientes en espera y una reducción o un estancamiento en el tiempo de espera. Cuando las medidas son coyunturales, como es el caso, aunque generan a corto plazo una reducción tanto en el número de pacientes como en el tiempo de espera, su efecto desaparece en cuanto se dejan de inyectar recursos adicionales. Esto es lo que ha ocurrido en países como Canadá y Reino Unido y recientemente en Cataluña donde la política de recortes en sanidad propiciada por el gobierno de Artur Mas elevó la lista de espera un 24% en tan solo 6 meses. La reducción del gasto en peonadas y en conciertos tendrá pues un impacto directo sobre las listas de espera que no podrá ser amortiguado con la ampliación de la jornada, toda vez que ésta carece, hasta el momento, de objetivos y de la necesaria planificación.
Si como se prevé las medidas contempladas en el plan de ajuste tienen efectos deletéreos en las listas de espera el gobierno regional se verá impelido en la necesidad de cambiar el modelo de gestión de las listas de espera e intensificar el control de las indicaciones de las intervenciones quirúrgicas. Debería, además, revisar las políticas de incentivación y reconocimiento profesional al objeto de conseguir una mayor implicación y sentimiento de pertenencia a la organización, mejorar la productividad de los recursos propios mediante la implementación de formas organizativas y de gestión más flexible como las unidades clínicas de gestión y buscar la complementariedad de la iniciativa privada cuando resulte necesario, tal como se establece en la Ley de Ordenación del sistema de salud de Castilla y León.
Sin olvidar por ello, que lo que ahora se presenta de forma oportunista como un ahorro a la larga puede resultar un gasto muy superior al ahorro contemplado.
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