Antes de pedir sacrificios económicos a los españoles, los poderes públicos deberían preguntarse, al modo Kennedy, qué pueden hacer como tales para sacar a España del atolladero económico en el que se encuentra.
Ciertamente vivimos tiempos difíciles. El ciudadano lo sabe y, en la mayoría de los casos, está dispuesto a soportar sacrificios económicos siempre que compruebe la buena utilización de los fondos públicos por parte de la Administración. Y aquí precisamente hay mucha tela por cortar. Me referiré en este caso a las subvenciones.
Los partidos políticos, protagonistas del sistema democrático, deberían renunciar a las generosas subvenciones que reciben del Estado. Hay, en este sentido, manifestaciones favorables de Mariano Rajoy y Esperanza Aguirre previas a las elecciones. Ahora el Partido Popular tiene la oportunidad, y la mayoría suficiente para hacerlo realidad, de acabar con situaciones como la del espectáculo de trapicheo político observado estos días con ocasión de la constitución de los grupos parlamentarios.
Los partidos políticos, protagonistas del sistema democrático, deberían renunciar a las generosas subvenciones que reciben del Estado. Hay, en este sentido, manifestaciones favorables de Mariano Rajoy y Esperanza Aguirre previas a las elecciones. Ahora el Partido Popular tiene la oportunidad, y la mayoría suficiente para hacerlo realidad, de acabar con situaciones como la del espectáculo de trapicheo político observado estos días con ocasión de la constitución de los grupos parlamentarios.
Otro tanto cabe decir de las subvenciones a sindicatos y empresarios. Unos y otros deben saber que la paz social no está en almoneda. La reforma social que propone Mariano Rajoy ha hacerse, preferiblemente por acuerdo de ambos o, en su defecto, por el gobierno sin contraprestación alguna.
La cooperación al desarrollo ha alcanzado en algunas administraciones el 1% de su presupuesto, pero la pobreza también está entre nosotros. Más de 10 millones de españoles viven por debajo del umbral de la pobreza y, según el último informe dela OCDE , las diferencias entre ricos y pobres han aumentado en España. En estas circunstancias, resulta particularmente obsceno que un entramado de fundaciones y asociaciones, criadas a los pechos de los partidos políticos, hayan recibido casi 10 millones de euros a través de la Secretaría de la Cooperación para el desarrollo, entre 2004 y 2008, para la promoción de actividades de consolidación y reforzamiento de las democracias así como para la consolidación de los partidos políticos.
La cooperación al desarrollo ha alcanzado en algunas administraciones el 1% de su presupuesto, pero la pobreza también está entre nosotros. Más de 10 millones de españoles viven por debajo del umbral de la pobreza y, según el último informe de
La crisis económica es una excelente oportunidad para acabar con esas subvenciones que no tienen otro fin que el clientelismo político y que tanto daño hacen a la calidad de nuestro sistema democrático
Otro tanto cabe decir de subvenciones a medios de comunicación convertidos por mor de las mismas en órganos de publicidad y propaganda del gobierno de turno, que es quien concede las subvenciones.
Por cierto,la TV pública debería racionalizar su horario, volviendo, si es preciso, a la carta de ajuste. Tal vez ello no genere ahorro importante, pero al menos serviría para ejemplarizar y, al tiempo, transmitir al ciudadano el mensaje de que las cosas que realmente importan ya no son lo que eran y que, de verdad, todos estamos comprometidos a transitar la senda de la recuperación económica que nos conduzca al empleo.
Por cierto,
No hay comentarios:
Publicar un comentario