Por las filtraciones a la prensa del sumario de caso Nóos se desprende que el Sr. Urdangarín ha llevado a cabo en los últimos años una conducta cuando menos inapropiada o inadecuada para cualquier ciudadano, pero mucho más si del ciudadano del que se trata es una persona tan estrechamente vinculada a la casa real. En consecuencia, debe ser inmediatamente separado de la misma. Se podrá aducir que el Sr. Urdangarín no ha sido juzgado y menos aún condenado y, en consecuencia, tiene como cualquier otro ciudadano la presunción de inocencia. ¿Pero alguien cree que con las filtraciones ya conocidas y las que pudieran presentarse en el futuro el Sr. Urdangarín está en condiciones de acudir a algún lugar representando a la Casa Real? Esperar en este caso a que la justicia se pronuncie tratando de ganar tiempo es la mejor forma de perderlo. Si al final del proceso recayera condena, la Casa Real estaría condenada y si no la hay, la sospecha sobre la injerencia de la Corona en la justicia estará servida.
Este país en su reciente etapa democrática acumula ya un elevado número de casos de corrupción. Desde distintas trincheras ideológicas los medios de comunicación, tratando de llevar agua a su molino, han llevado a la opinión pública todo género de divagaciones sobre acusados, inculpados, imputados o condenados sin obviar la presunción de inocencia invocada siempre como cortapisa o valladar para la no asunción de responsabilidades. En esta ocasión, cortesanos y aduladores de uno y otro bando están interesados en hacer opinión pública a través de la opinión publicada en un intento, creen ellos, de salvar y proteger a la monarquía. Vano intento, porque en una democracia la monarquía se salva sola o no se salva y en medio de la corrupción política que nos acecha, la monarquía tiene una ocasión propicia para demostrar su intolerancia con la misma.
Este país en su reciente etapa democrática acumula ya un elevado número de casos de corrupción. Desde distintas trincheras ideológicas los medios de comunicación, tratando de llevar agua a su molino, han llevado a la opinión pública todo género de divagaciones sobre acusados, inculpados, imputados o condenados sin obviar la presunción de inocencia invocada siempre como cortapisa o valladar para la no asunción de responsabilidades. En esta ocasión, cortesanos y aduladores de uno y otro bando están interesados en hacer opinión pública a través de la opinión publicada en un intento, creen ellos, de salvar y proteger a la monarquía. Vano intento, porque en una democracia la monarquía se salva sola o no se salva y en medio de la corrupción política que nos acecha, la monarquía tiene una ocasión propicia para demostrar su intolerancia con la misma.
* Foto extraída de www.semanaldigital.com
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