Según las cifras de población difundidas recientemente por el Instituto Nacional de Estadística (INE), Castilla y León perdió algo más de mil habitantes (-0,04%) el pasado año.
Contrasta esta situación con el crecimiento (+0,8%) observado en otras Comunidades Autónomas con un perfil socio-demográfico semejante como es el caso de Castilla-La Mancha.
La llegada de inmigrantes a nuestra Comunidad a principios del presente siglo fue como un espejismo en el que algunos creyeron ver un crecimiento sostenido de la población. La crisis económica ha cercenado toda posibilidad en este sentido. La realidad es que tras el frenazo de la natalidad en 2.009 las perspectivas de incremento de la población en los próximos años no son muy halagüeñas y las proyecciones demográficas así lo confirman.
La pérdida de población o su estancamiento, para los que prefieren ver la botella medio llena, ha sido una constante en Castilla y León desde mediados del siglo pasado. Y es junto con envejecimiento de la misma y su dispersión el más un grave problema social y económico de esta Comunidad. A pesar de ello, hasta ahora, no se ha abordado con la profundidad e intensidad que el caso requiere. Una planificación estratégica de coordinación regional y provincial debería haberse puesto en marcha. Pero aquí la clase política, al igual que ocurre en el país, está instalada en el cortoplacismo con una sala de espera para la toma de decisiones en la que la improvisación ocupa un lugar preeminente. Se ha limitado a poner en marcha una serie de medidas que, a la vista está, no han logrado el objetivo deseado. Fijar la población ha sido el discurso dominante que ha resultado retórico, huero y desmentido por la propia clase dirigente que ha abandonado el medio rural para instalarse en los grandes núcleos de población, preferiblemente urbanos. Las consecuencias no se han hecho esperar. El medio rural, especialmente el más alejado de las grandes vías de comunicación, se ha visto sin referentes, sin habitantes y condenado a su progresiva desaparición. Con ser ello importante no lo es menos saber que la riqueza patrimonial, medio ambiental, arquitectónica y artística que atesora ha quedado abocada al abandono y expuesta al robo, como se ha visto recientemente en los yacimientos romanos de Clunia y Baños de Valdearados. Así las cosas no parece lejano el día en que, como el poeta, tengamos que exclamar: "esto Fabio, ¡ay dolor! que ves ahora campos de soledad, mustio collado fueron un tiempo Castilla famosa".
* Foto extraída de www.panageos.es
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